La entrevista a Marcela Arellano.
Defensora de la candidatura de Yaku Pérez en la primera vuelta de las elecciones presidenciales, la dirigente de la Federación Unitaria de Trabajadores (FUT) y presidenta de la Confederación Ecuatoriana de Organizaciones Sindicales Libres (CEOSL), Marcela Arellano, afirma que es el momento de unen fuerzas para derrotar al multimillonario Daniel Noboa, “un elemento de extrema derecha que significa la privatización del Estado”.
Representada por Luisa González, Revolución Ciudadana, señala Marcela, “deberá enfatizar su compromiso con un proyecto de desarrollo nacional que fortalezca al sector productivo en la campaña hasta el 15 de octubre”.
En la construcción de este frente amplio contra los reveses, propone el presidente de la CEOSL, es necesario garantizar un Estado al servicio del pueblo, bajo su dirección, con servicios públicos eficientes y de calidad en salud, educación y seguridad. “Para nosotros el agua y la energía son temas centrales y vitales para el desarrollo del Ecuador. Otro punto es la defensa del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), que necesita ser fortalecido y ampliado”, subraya el líder del frente de lucha que agrupa a tres centrales sindicales (CEOSL, CTE y UGTE), además de la Confederación de Organizaciones Unitarias Clasistas de Trabajadores (Cedocut) y tres de las principales entidades nacionales de educadores, servidores provinciales y municipales.
Ecuador tendrá una segunda ronda el 15 de octubre, enfrentando dos proyectos. ¿Cómo analiza el escenario?
Marcela Arellano – Nuestro país vive un momento muy conflictivo por dos elementos. Uno de ellos es la pobreza, la precariedad que se extiende en varios sectores y que ha aumentado tras la pandemia. Vivimos un momento de crisis política, de crisis económica, y el resultado son estas elecciones anticipadas. En este momento electoral, lo que hemos observado es el aumento de la violencia, que obligó a la gente a votar por alternativas que no estaban previstas. El escenario electoral cambia y entran a segunda vuelta dos fuerzas políticas completamente opuestas: una que representa la llamada Revolución Ciudadana y la otra, la extrema derecha, la oligarquía.
Daniel Noboa es un político que nadie había visto antes, un personaje completamente joven en el escenario electoral del país. Sin embargo, a pesar de su corta edad, 35 años, no es un representante de la nueva política. Representa a grupos económicos tradicionales, está vinculado a oligarquías agroindustriales, sector con el que el movimiento sindical viene teniendo fuertes enfrentamientos. Su padre, Álvaro Noboa [que perdió cinco veces la carrera por la presidencia de la República], es dueño de grandes plantaciones bananeras y de muchas empresas donde nunca hubo oportunidad para desarrollar el sindicalismo. Hemos tenido enfrentamientos muy graves en las empresas que dirige tu padre. La más grave fue la huelga en la finca Clementina, donde fueron asesinados dirigentes sindicales y se produjo una represión masiva.
Precisamente en el sector bananero, donde opera el Grupo Noboa, no hemos podido organizar a los trabajadores. Por lo tanto, existe una gran preocupación de que, con la elección de este tema, el país avance hacia una política antiobrera y antisindical, de la misma manera que adoptó su padre y los grupos vinculados a él, este “nuevo “Expresión política de la oligarquía ecuatoriana.
Estamos profundamente preocupados y consideramos que los derechos laborales y sindicales en el Ecuador están en peligro ante una posible llegada de Noboa a la Presidencia de la República. Consideramos que este carácter representa un riesgo no sólo para los derechos laborales y sindicales, sino para la democracia en el país, para garantizar un Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) que favorezca la Seguridad Social de los trabajadores.
Actualmente estamos en disputa. El gobierno nos quiere negar la representación que tienen los afiliados y jubilados en el IEES. Este instituto fue asumido por Lasso, y ahora hay una propuesta de una comisión organizada por él, muy cercana al Fondo Monetario Internacional (FMI) y al Banco Mundial, que propone aumentar la edad de cotización, reducir las cotizaciones de los jubilados. y apertura de cuentas individuales. En definitiva, quiere su transferencia a las aseguradoras privadas de los fondos de pensiones.
Creemos que la llegada de Noboa también pone en riesgo la Seguridad Social. De hecho, los grupos económicos que representa han impulsado firmemente una agenda neoliberal. Esto implica una reforma del Estado que tiende a la privatización de las empresas públicas con el traspaso de los servicios públicos a manos privadas. Por tanto, la mercantilización de los servicios públicos dejaría de ser un derecho y pasaría a ser una mercancía.
Dado el caso de las privatizaciones, el “ajuste estructural” significaría un Estado reducido, pequeño, incapaz de garantizar el acceso a la salud y la educación. Reafirmo que la preocupación del movimiento sindical no sólo tiene que ver con los derechos laborales, con los derechos sindicales, sino con la estructura del Estado y con la implementación de una agenda neoliberal que ha perjudicado al país y puesto en riesgo todos los derechos.
Noboa representa a estos grupos oligárquicos, por lo que a pesar de ser un nuevo “político”, representa la típica agenda neoliberal desgastada en Ecuador.
Por el estrecho vínculo con Lasso, ¿sería la continuación de la misma política del actual presidente?
Marcela Arellano – Entendemos que Daniel Noboa podría hacer algo aún más serio. Lasso no logró consolidar la oligarquía y los intereses de los banqueros y me parece que Noboa tiene la posibilidad de aglutinar, además del poder económico, conglomerados mediáticos.
Lo posicionaron como un actor nuevo, como un actor limpio, alguien que puede sacar al Ecuador de la crisis. Esto demuestra que detrás de Noboa están los grupos económicos. Por tanto, es mucho más grave que el gobierno de Lasso, que no tuvo la capacidad de unir a estos sectores económicos y políticos más reaccionarios.
¿Representaría Noboa la búsqueda de una élite rendida por la privatización del Estado y la desnacionalización?
Marcela Arellano -Exactamente. Es una continuación de los gobiernos neoliberales de los años 1990 y del proyecto político de Lasso. Y hay un papel de los medios de comunicación en todo esto, en la construcción de este discurso en defensa del sometimiento al capital financiero internacional, de los “acuerdos” con el FMI y del acercamiento a los intereses geopolíticos de Estados Unidos.
Los medios propagan el discurso de sumisión a estos actores extranjeros. ¿Cuál es la capacidad de la sociedad ecuatoriana organizada para oponerse al discurso de capitulación?
Marcela Arellano -La derecha tiene una serie de cuadros políticos e ideológicos bien preparados, que defienden el neoliberalismo, la flexibilización laboral, la privatización y el Estado disminuido, que están en todos los medios de comunicación.
En esta última semana y en el silencio electoral, la Comisión para la Reforma del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social estuvo en diversos medios de comunicación y promoviendo -sin oposición alguna, en un discurso monótono- su cartilla de carácter regresivo, de reducción de derechos. .
Ante esto, consideramos que los medios de comunicación juegan un papel muy importante en este momento electoral en la defensa de un Estado al servicio de los intereses de los bancos, las compañías de seguros, el capital agroindustrial, que propone una reforma laboral para acabar con los trabajadores. ‘ derechos. Existe una seria preocupación por parte del movimiento sindical respecto de la necesidad de garantizar derechos y un Estado al servicio del pueblo.
Los movimientos sociales, sindicales, indígenas y populares deben tener una estrategia comunicacional clara en este momento en defensa de los derechos, deben tener sus propios canales. Esto nos permitirá llegar a la mayoría de la población, para garantizar que la agenda que proponemos sea la de un Estado al servicio del pueblo, de fortalecimiento del aparato productivo, de garantía de los derechos de los trabajadores, de que la violencia que que estamos viviendo, que los niveles de inseguridad, no atemorizan a nuestro pueblo ni afectan la acción sindical y de las organizaciones sociales.
Los medios de comunicación de las organizaciones sociales y los medios comunitarios tienen que garantizar este objetivo. Para ello es necesaria una estrategia de comunicación de las entidades, una plataforma unitaria de lucha, y es necesario posicionarnos en este escenario electoral con alternativas a la crisis y al problema de la inseguridad.
Usted me dijo que Ecuador históricamente ha tenido muchos planes de integración para América Latina. Incluso habló del Canal Interoceánico con Brasil, reduciendo la dependencia del Canal de Panamá. ¿Cómo lo ves?
Marcela Arellano – La integración latinoamericana es una vieja aspiración del movimiento social ecuatoriano, una alternativa que permita nuestro desarrollo económico, con soberanía. Garantizar una nueva matriz productiva para el Ecuador como generador de electricidad y servicios de transporte. Veo que ese es el horizonte, pero ahora en América Latina y en el mundo tenemos una nueva amenaza que es el crimen organizado.
En este contexto, precisamente, la integración también puede ser una salida, ya que posibilitará una respuesta más articulada del Ecuador con todos nuestros países. Creo que no es posible salir de la violencia en la que estamos inmersos si no tenemos unos niveles básicos de seguridad.
Después de todo, esto también es un problema para los países productores y consumidores de drogas. Es necesario obligar a los países que consumen a dejar de consumir. Sí, porque parte de los problemas que tenemos es precisamente ese. Los niveles de violencia están aumentando en nuestros países. Debemos asegurarnos de que los países consumidores de drogas ya no tengan suministros suficientes. Simplemente no se habla de ello, se ignora, pero es la verdad.
¿Cuál sería el eje para derrotar a Noboa?
Marcela Arellano -Creo que el programa central del frente tiene que ser la defensa del Estado. Necesitamos garantizar un Estado al servicio del pueblo, bajo su dirección, con servicios públicos eficientes y de calidad en salud, educación y seguridad. Para nosotros el agua y la energía son temas centrales y vitales para el desarrollo del Ecuador. Otro punto es la defensa del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), que necesita ser fortalecida y ampliada.
Necesitamos más asegurados que aporten, pero que también reciban servicios del IESS, particularmente asegurando pensiones, asegurando pensiones, salud, seguro de desempleo y seguro de accidentes de trabajo. La mayoría de los trabajadores que no tienen crédito construyeron sus casas con préstamos del Banco IESS. Es decir, es una seguridad casi total. Eso es lo que quieren tener en sus manos.
Entonces este instituto es estratégico para nosotros. Necesitamos cuidarlo y fortalecerlo, porque también es un instituto que le permite al Estado reducir sus gastos, sus costos. No es necesario cuidar a los trabajadores en materia de salud o pensiones, porque nosotros mismos ahorramos para recibir lo que aportamos. Por eso, debemos preservar el IESS.
Otros puntos que aparecen en este escenario político electoral son la lucha contra la violencia y el cuidado de la naturaleza.
Además, un elemento de diálogo y acuerdo entre las organizaciones del sector popular y, ojalá, también entre los empresarios, es la posibilidad que ha asumido Ecuador: la no explotación del Parque Nacional Yasuní [aprobada por casi el 60% de los electores en referendo histórico el domingo (20)] y la salida de la minería en el Chocó Andino –reconocida por la Unesco como Reserva de la Biosfera de la Humanidad (aprobada por casi el 70% de los votantes).
Entonces, se dio la advertencia de que hay que tener cuidado. Esto implica cuidar la naturaleza, cuidar el agua. Y que hay que buscar alternativas al extractivismo petrolero y minero.
Este próximo año y medio será un intenso diálogo entre los sectores populares para configurar una agenda política y construir una propuesta que pueda ser presentada al Ecuador como una posible alternativa política y electoral.
Para nosotras las mujeres también tiene que haber una agenda que valore el trabajo de los cuidadores [aquellos que actualmente no son remunerados, pero que cuidan a niños y ancianos en hogares y se dedican a preservar la naturaleza]. El trabajo reproductivo es esencial, pero ningún candidato abordó el tema. Y se necesitan pensiones por el trabajo doméstico no remunerado, reconocimiento y valoración del cuidador.
Creo que este es otro elemento que puede unirnos y permitir el diálogo y la eliminación de la violencia en el lugar de trabajo. Es necesario garantizar el reconocimiento social, el reconocimiento económico del trabajo de cuidados. Creo que estos son los grandes ejes que pueden unir al movimiento sindical, al movimiento de mujeres, al movimiento ambientalista y al movimiento popular en el Ecuador.