Orígenes de la CEOSL
Por Enrique Ayala Mora
A inicios de los sesenta la sociedad ecuatoriana había cambiado. El crecimiento de la industria y los servicios, así como la ampliación del Estado, no solo habían multiplicado las entidades laborales, sino que planteaban nuevas formas de organización, de enfrentamiento de los conflictos, negociación y formación de dirigentes. Pero las centrales nacionales existentes no pudieron responder a este nuevo desafío. La CTE privilegiaba la agitación a la modernización organizativa, manteniendo formas de acción sindical muy tradicionales.
La CEDOC había optado por una línea de modernización, pero estaba enfrascada en su pugna ideológica interna y aparecía demasiado confesional “católica” para grupos de tendencia secular. Se había, pues, creado la necesidad de un nuevo tipo de organización laboral que afrontara la modernización de la sociedad y del Estado con nuevas estructuras y formas de acción. En el país se dieron varios síntomas de esta necesidad, que fueron percibidas por los promotores del llamado “sindicalismo libre”. Vieron allí una posibilidad de dividir a los trabajadores y buscaron la forma de promover la gestación de una tercera central sindical.
Como su acción respondía a una necesidad sentida y como contaron, por otra parte, con grandes recursos y el apoyo norteamericano, en 1962 se fundó la Confederación Ecuatoriana de Organizaciones Sindicales Libres (CEOSL), filial de la CIOSL, a nivel mundial y de la ORIT a nivel continental. Varios sindicatos, algunos de ellos importantes, pasaron de la CTE a la CEOSL. La central creció en los años siguientes con la vinculación de trabajadores industriales y de servicios. Desde sus primeros años, la CEOSL trajo un cambio importante en las prácticas organizativas y las estrategias de lucha laboral.
En poco tiempo agrupaba ya a la mayoría de los trabajadores manufactureros y de servicios. Como consecuencia de su desarrollo, al cabo de su primera década de funcionamiento, se consolidó en la central un vigoroso movimiento que desafió la influencia norteamericana y fue identificándose con la unidad de las organizaciones de trabajadores en lo laboral, y con el socialismo en lo político. José Chávez, dirigente histórico, ha cumplido un papel fundamental, junto con varias generaciones de activistas.
Desde la segunda mitad de la década de los sesenta, la CEOSL buscó un acercamiento a las otras centrales y optó por definiciones políticas, sin abandonar su estilo de trabajo que, en muchos casos, sirvió de ejemplo a las otras organizaciones de trabajadores. En los setenta se había vinculado al FUT. Hace pocos meses la CEOSL superó una grave fisura interna y ha consolidado su unidad, alrededor de su dirección nacional encabezada por Eduardo Valdez. Seguirá, de este modo, siendo un eje central del movimiento social Sindical.